HACIA UNA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA GLOBAL

Cita:

Beiras, I. R. (2016). HACIA UNA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA GLOBAL. Athenea Digital (Revista De Pensamiento E Investigación Social), 16(1), 23-41. doi:10.5565/rev/athenea.1734

 Dentro de la percepción criminológica y de violencia estructural de las instituciones carcelarias, podemos analizar sus fluctuantes intentos de incurrir en procesos de reinserción social, a partir de mecanismos generales de aplicación que en últimas se reducen a una violencia estructural institucionalizada y legitimada por una concepción cultural costumbrista y radical.

La idea y noción de violencia puede entenderse de diversos modos. En un sentido etimológico, violencia proviene del latín vio.lentia que a su vez, retoma la raíz vis (fuerza) para añadirle el sufijo lentia (que significa un actuar constante). Así, la palabra violencia, desde este enfoque, significa el uso de la fuerza de modo continuado. (Beiras. 2016, p. 24)

Ahora analizando desde esta perspectiva el uso continuado de la violencia institucional reflejada en las cárceles o penitenciarias en los diversos apartados geográficos, podemos encontrar símiles y patrones específicos que nos permiten afirmar la constante en la fuerza traducida en el aislamiento de las personas que se castigan bajo ese método de “reinserción”.

Esta violencia estructural dentro de un proceso constante de aislamiento de las condiciones sociales normales y habituales de una persona, que no puede acceder a ellos por dictaminar una condición de prevención con la sociedad, sin dar oportunidades reales de eficacia material en su posibilidad a la irrupción en sociedad.

La cuestión Criminal Zaffaroni

El concepto estructural de la institución carcelaria está marcado en la historia de la humanidad, desde su misma concepción. Concepto que debe revaluarse y estructurarse bajo otros parámetros de recolección de información para la implementación de alternativas que permitan reinventar el derecho a castigar del Estado.

Pese a que el discurso oficial penalístico ha indicado que el surgimiento del Derecho penal liberal supuso un progreso moral de la humanidad (al sustituir el oscurantismo propio del Antiguo Régimen por “las luces” que alumbrarían los nuevos tiempos), las disciplinas penales no prestaron atención a los procesos que se ha señalado, o no a todos ellos. La “civilización” de la que habló y trató el proyecto ilustrado no fue la de la completa humanidad, fue la que sólo alcanzaría a unos sujetos. (Beiras. 2016, p. 24)   

Los sujetos reflejados en la violencia estructural, se deben a los estratificados bajo la percepción del enemigo reducido, que no puede defenderse dentro de los albores de toda la modernidad extraída desde su institucionalidad y protegida desde la percepción normativa.